Érase una vez... el primer perfume de Kenzo. El jardín secreto tierno y poético de un creador que ama absolutamente a las flores. Una flor descansa sobre un guijarro. Se abre allí y le regala un néctar imaginario, sin igual.
Un néctar florido-florido, decididamente florido (Magnolia, Gardenia, Nardo, Ylangylang, Rosa, Jazmín). Se ha enriquecido con notas afrutadas (Ciruelo, Melocotonero), de madera, espuma y dulzuras avainilladas, almizcladas e irisadas. Por Françoise Caron.